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martes, 3 de mayo de 2011

Mi ingenua reseña crítica de: Source Code

Source Code (Jones, 2011)*

Hace aproximadamente un año, tuve la grata experiencia de ver el tren de von Trier rajar la pantalla cuando vi Inception. I'm a geek like that. Las asociaciones son casi ineludibles. Coño, ¡hay trenes en las tres fucking películas! Tanto en Inception como en Zentropa (von Trier, 1991), lo onírico es un discurso fundamental. Por lo tanto, no es descabellado apuntar a Freud, su experiencia con los trenes y sus metodologías psicoanalíticas.

Las elucubraciones audiovisuales, y el fornicar cognitivo-fílmico (mucha mierda para decir movie
mindfuck) de Source Code, llegan vía un tren, que también vi en Zentropa, y, en menor escala, en Inception (Nolan, 2010). Por ello le he asignado al tren un alto valor semiótico, pues en las tres películas me parece que son significativos, ya que mi subjetividad se encuentra tramada con psicoanálisis patois, existencialismo insular, Wikipedia, The Sublime Object of Ideology -mal leído hace un año- y 60 páginas del la teoría del hipertexto.

Si se trata la película como un hipertexto en el contexto social actual, se puede leer de muchas formas. Hay muchos enlaces que hacen posibles experiencias variadas. El filme puede apelar a nuestra obsesión milenaria con el tiempo y su manipulación, de aquí se puede abrir una buena discusión en torno a la ciencia ficción y las ciencias sociales. También se exponen las polémicas sobre el rol de los militares como herramientas del estado. Los discursos de la tecnología y las concepciones universales de la experiencia humana se entretejen; aunque siempre queden tramas sueltas para enredarse con otros textos, concepciones, ideologías etc. En mi caso particular, Source Code -por mas que trato de evitarlo- se enreda con tramas que tengo sobre el cine, la literatura, el existencialismo y las ciencias naturales (neurobiología, bioética y biotecnología, mecánica cuántica, aceleradores de partículas etc.). Todos estos temas, le hablan al que le interese los discursos dialéctico-materialistas o hegelianos. Ni hablar de ideas como darwinismo social, fascismo o biopoder.

Source Code no es una película de Tarkovsky, pero es buena. Provee un fértil campo de re-lecturas y re-escrituras. El lamentable y absurdo dilema del protagonista, excelente medio para manejar la empatía del que ve la película, se presenta de forma interesante. Las comparaciones con
Groundhog Day (Ramis, 1993) no se hacen esperar. Y es que ambos personajes, en el absurdo de su cotidianidad, encuentran valor en sus vidas gracias a el amor. Se hacen mejores seres humanos, casi avatars. El resultado final es uno de ensueño. Happily Ever After.

Me gusta la literatura, estoy enamorado de mi esposa y recientemente releí El Mundo de Sofía (Gaarder, 1991). Estoy en una absurda condición en el contexto social de la actualidad. Se han dado pulsiones épicas, por buena parte de una década, gracias a mi idea del amor: una absurda y anacrónica cursilería modernista en plena posmodernidad. Dicho esto, la narrativa romántica de la película me gustó, sin caer demasiado sacarina o, peor aun, simplona. Estaba un poco reacio a ver el filme. Jake Gylenhall en el afiche y pensé que mi mujer me trajo a ver un
chick flick... Con la imagen de Donnie Darko (Kelly, 2001) entré al cine y me monté en el tren. Vi Source Code con mi esposa, y la película me gustó. The Coolest Date Movie Ever.

Le doy a la película 17 graphene sheets de unos posibles 20. 


Nota:

*El director del filme, Duncan Jones, hizo su debut con Moon (2009); una excelente película de ciencia ficción. 

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Otra más para el Lyric Love Letter: Lover Man, Charlie Parker



Lover Man, de Charlie Parker, es el himno de mi nación existencial, mi narrativa, en fin, el discurso metafísico al cual me adhiero. La canción es absoluta en cualquier escala estética. La canción es bella.

Mi miope apreciación a la posibilidad de considerar la felicidad como valor prudente, se hace clara y brillante. Soy un hombre que ama. I'm a happy man.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Otra más para el Lyric Love Letter: Arcade Fire - Empty Room



La Soledad es una condición inevitable.
La voluntad retrasa la llegada de esa terrible y vieja Señora.
No es mía,
es prestada,
es la tuya.

Olerte,
saber que estás al lado mío...

Saber que nunca voy a tener que decir mi nombre en un cuarto vacío.
Contar contigo a mi lado,
en nuestra cama...

jueves, 2 de septiembre de 2010

Ego/Eco (II):

A diario se daba un peregrinar desde Ciencias Naturales hasta Sociales con el único fin de jugar con miradas y risas. En Sociales aprendí el significado de la palabra 'flirtear'. No podía esperar a sentarme al lado de una muchacha a la cual quería devorar. En Sociales aprendí que se puede volar con los pies en tierra y que (de forma paradójica) el aire puede faltar, y aun así, sentirte más vivo que nunca. En Sociales aprendí que los ojos de una mujer pueden ser íntimo hogar y vasto universo. En Sociales me enamoré de la que hoy es mi esposa mientras morían 3,000 personas en la ciudad de Nueva York.

Los eventos del nuevo milenio develaron el resplandor de un hecho que hasta el momento era ignoto: la simetría del razonamiento lógico matemático no satisface mi sed académica. La pataleta académica de Humacao empieza a adquirir más justificación en una impetuosa gestión autodidacta. Estaba sediento de literatura, filosofía y arte sin saberlo. Me puse a leer. Me prometí conocer y aprender todo lo más que pueda de lo que había ignorado por tanto tiempo.

El origen del incompleto hombre que soy hoy, y la muerte del adolescente dormido que fui ayer, se encuentran en el 'slide show' onírico titulado 2001.

Mi condición gastrointestinal crónica retrasó mi gestión académica significativamente. Sin embargo, es deshonesto atribuir mis siete años de bachillerato a mi condición fisiológica, pues no estaba del todo apasionado con la pedagogía. Todavía estaba envenenado de esnobismo académico. La errónea concepción del magisterio persistió durante todo el bachillerato en Río Piedras, y honestamente, aún persisten vestigios mientras escribo estas palabras.

El maestro es el profesional más marginado de Puerto Rico. No resulta sorprendente el hecho de que los maestros y estudiantes de pedagogía menosprecien su propia carrera. Ya sea por un desprestigio auto infligido, o por una marginación de parte del estado o la empresa privada; el maestro es un 'baby sitter' glorificado. Esta patológica concepción, en combinación con una patología somática, retrasó mi progreso académico.

Mientras se desataban las mencionadas batallas (académicas e inmunológicas) cada día que pasaba era un paso mas en el 'perímetro de la amistad' con la vestal del Yunque. Una vez se cruza este perímetro, salir de una singularidad cosmológica (hoyo negro) resulta relativamente fácil.

La vestal y musa contenida en una sola persona, dentro de poco tiempo brincaría el charco. Un programa de intercambio académico por un semestre, y un italiano de Torino me arrebatan la primera mujer de la que me enamore. En retrospectiva, fue lo mejor que pudo haber pasado, pues pude salir del perímetro de la amistad. Mientras más se acercaba la fecha del viaje de intercambio a España, más se alejaba la bonita amistad y más se acercaba una ansiosa incertidumbre, necesaria para escapar de la terrible condición de amigo.

El semestre en España hizo posible todo tipo de especulaciones sobre la posibilidad de una relación pos intercambio y pos italiano. ¿Será posible que se acuerde de mí? ¿Se quedará en España? ¿Se quedará en Italia? Incertidumbre, desasosiego y ataques de cuernos eran totalmente cotidianos, por lo tanto, tuve que disponer del Internet como medio para tratar de sosegar la ansiedad. Era imperativo calmar el ataque de cuernos. Le tenía celos a un hombre y a un continente. Un e-mail, del cual no hay copia, llegó al ‘inbox’ de la que se fue. Lo que nunca salió de mi garganta se dijo de forma digitalizada.

Termina el semestre en la iupi y en Toledo. Su regreso a la isla marca la continuación del 'flirteo' que empezó en Sociales, pero empezaba a transmutarse a un intenso 'foreplay'. La relación toma un nuevo giro y se hizo evidente el poder que tiene la palabra escrita cuando se hace de forma honesta. Sin embargo, el italiano llegaría a Puerto Rico. Aún acechaba la posibilidad de perderla. Los celos aún tenían casa. No me era posible desterrarlos...

Llega el simpático europeo a Puerto Rico y no pude encontrar motivos para odiarle. Desafortunadamente era una buena persona. Aun así, la visita (afortunadamente para mi celoso y caprichoso ser) no incidió en un fortalecimiento de la relación. Es probable que el italiano haya percibido la hipnosis a la cual me encontraba sometido, o simplemente, el interés por mantener la relación a larga distancia desapareció.

Ahora se supone que narre como las circunstancias tomaron un giro a mi favor. Estoy supuesto a indicar como el macho, de forma activa y oportunista, seduce a su objetivo. Sin embargo, el macho que 'echa maíz' siempre estuvo en una posición fetal en mi caso. Mi arquitectura fisiológica, afectiva y emotiva dista mucho del macho alpha. No repudio esta condición, pues la heredo del jibarito de Jayuya, cuya fortaleza no tiene que ver nada con el macho y si le debe todo a su condición de hombre.

Indudablemente, la desaparición del italiano se traduce en una ventaja. Sin embargo, el evento que de forma definitiva hace de la relación con la vestal un noviazgo fue un accidente.

Hoy estos afortunados accidentes hacen de Malachi Constant, en Sirens of Titan, un colega.

El accidente fue de carro. La primera vez que vi la cara de la muerte. Nunca hubiese imaginado que la cara de la muerte era una parrilla de un BMW M5 del 2003, el caro, con todas las pendejases estéticas e innecesarias que el dinero de una privilegiada dentista de Caguas pudiera comprar.

Después del choque, sentí por primera vez el fuerte impacto de una depresión pos traumática que me motivó a dejar de motivarme. Me sedujo 'el enganchar los guantes'. Contemplé la posibilidad de 'dropearme' y dejarme podrir en mi cuarto en Trujillo Alto. Mi apreciación catastrófica del accidente y mi visceral reacción me ganaron una cita con la vestal. Un e-mail y un accidente de carro eran los elementos necesarios para originar el clímax de nuestro flirteo/foreplay de dos años.

La relación continuó como mismo empezó. El sentido de bienestar en Sociales se transfirió al resto de mi día. Visité por primera vez la subtropical morada de la vestal. Me fue inevitable enamorarme de su familia. Sin embargo, el malestar físico y el dolor eran condiciones con las que tenía que vivir gran parte del día. El bombardeo inmunológico inflamó irremediablemente siete pulgadas de intestino que debieron ser quirúrgicamente removidas. Me hubiese parecido posible la mano de mi novia como remedio, pero la única magia que podía remediar el violento retorcer intestinal era la de un escalpelo.

Pude cargar con el peso de la incertidumbre y el miedo gracias al amor y al arte. En los tres años previos a la intervención quirúrgica seguí leyendo. Mi concepción del absurdo encontró una catarsis en el existencialismo de Camus. La condena de Sísifo, según Camus, fue el evangelio al cual me adherí durante y después de la cirugía. Creo que nunca salió de mi ego la incertidumbre y el miedo, pero pude percibir que esas eran las condiciones con las que tenía que seguir subiendo la montaña. No será fácil, pero puedo contar con que voy a tener ayuda al momento de subir la piedra de la incertidumbre y el absurdo. Conmigo va a estar subiendo la piedra una mujer que se atrevió a hacer de mi carga la suya.

El combustible de las tragedias griegas, según Kierkegaard, es la Soledad. Mi vida (clásicamente hablando) no es una tragedia.

Me casé en el 2008. Tengo un hogar. Me encuentro rodeado de una actualidad caribeña que sólo Kafka pudiera describir. Estoy consiente de una absurda existencia pero aún persiste la poesía. Aún persiste la música, pues mis padres me la enseñaron. Cuando creí posible que la música se puede olvidar, se cruza por mi camino una Musa.

El eco de una canción llamada belleza aún reverbera. Quisiera poder agarrar el aire.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Ego/Eco (I):

"I am a little boy. Soy un niño pequeño."

Thus spoke the puerto rican
toddler to the american tourist
couple at Luquillo Beach, P.R. (ca. 1984).


Mis padres, ambos "baby boomers", son boricuas de clase trabajadora. Mi padre, hijo de un agricultor jayuyano, impresiona y conmueve a mi madre. Mi madre hija de una enfermera ponceña y de un juez de Aguadilla, libera a mi padre del patológico provincialismo rural de la montaña.

A los 21 años de edad, cruzan caminos en una agencia del gobierno. Tres meses después se casan. Eran los setenta, y a los 22 años de edad compran una casa en Trujillo Alto. Se rescatan mutuamente de la incertidumbre existencial que provoca su época.

Mis padres experimentaron genuina pobreza en su niñez, y valientemente lucharon por mantenerla fuera de su hogar. Aún no termina su lucha. La pobreza nunca cruzó las puertas de mi hogar, pero los erector pili de mi nuca sintieron su aliento. Inevitable y desesperante condición para la clase que emerge a partir de la deuda y la esclavitud financiera.

Para ellos, el retiro y el ocio septuagenario no se contemplan como alternativa. Pero mucho menos viable es la alternativa de dejar de luchar. No me sorprende el hecho de que sean mis súper héroes/mártires. No me sorprende el hecho de que para mí resulte más comprensible el sacrificio y el amor de mi hogar que el sacrificio del Gólgota. El amor de mis padres es más tangible y real que el amor de un dios hecho hombre en la Tierra. El amor de mis padres me motiva a tener una paradójica fe en mi concepción secular y agnóstica (a veces atea).

No eran necesarias las historias de Sansón y Dalila. La hipérbole bíblica de la multiplicación de los panes era un hecho normativo y cotidiano en mi casa. El pavor religioso fue reemplazado por una interpretación que ellos le dieron al martirio del nuevo testamento. Era suficiente con una concepción del sacrificio, poéticamente diseñada, a partir de sus realidades.

Llevo como un tótem los cojones metafóricos de mis padres. Llevo como un dharma el amor que solo puede salir de un hogar. El facsímil de rebeldía pubescente evitó reconocer el hecho que para el adulto, consiente del inminente pasar del tiempo, se hace deslumbrante. Me sentí amado y quiero reciprocar mi sentir.

Siete años de matrimonio entre el humilde jibarito y la vivaracha hippie. Siete años sin hijos. La reproducción hace treinta años era una gestión mucho más romántica y noble que en la actualidad; por lo tanto, la visita al urólogo era inminente. Existe la posibilidad de que mi origen biológico sea a partir de una elección entre 'boxers' o 'briefs'. Un cambio térmico, gracias a un cambio de calzoncillos, aumentó la taza de fertilidad de mi padre. También existe la certidumbre de que existo gracias al alquímico deseo que persistió por buena parte de la década de los setenta. Mis padres querían ser padres.

Mi educación elemental, intermedia y secundaria se dio en un colegio católico de Guaynabo City; ciudad que se manifiesta como el cénit del éxito. En ese periodo, Roselló navegó los mangles boricuas con su kayak; disfrazado de Pedro Navajas, The Box pasaba vídeos de 2 Live Crew y se derramaban torrentes de semen pre pubescente. Me enamoré de las ciencias naturales. Me enamoré del mar. Me enamoré de la música. Me 'enchulé' de la idea de estar 'enchula ‘o' lo suficiente como para evitar la vergonzosa condición de llegar al prom sin pareja...

Con un priapismo existencial a partir del complejo napoleónico escolar, comienza la universidad. Adolescente y fálico, quise penetrar una realidad alternativa. Empezó el coqueteo con el 'counter-culture'. Quise construir una rebeldía, adhiriéndome a otras ideologías. El marxismo fue lo más que se pareció a mi realidad doméstica, por lo tanto, fue la adhesión ideológica más natural. Marx me recuerda al Cristo que mis padres me recitaron. Marx suena a música cuando eres de clase media baja y estuviste rodeado de frivolidad y fetiche materialista, producto del entorno dado por un colegio católico de Guaynabo.

En la universidad, tuve mi primera pataleta con las ciencias naturales, pues me di de baja de pre-calculo II (tres veces). Pero me porte bien con las Biologías, particularmente con la Organismal Animal. Los cnidarios (corales) y los mangles (particularmente Rhizophora) me dieron una bellaquera cabrona, siempre amé el mar. Mi sed académica era fundamentalmente positivista, pero ya el síntoma del repudio al razonamiento lógico matemático era perceptible.

El Búho, Bob Marley (ya el reggaetón era un chiste) punk de los setenta, rock clásico, hospedajes, Napster, Matrix (Wachowski, 1999), Zelda 64: The Ocarina of Time (Miyamoto, 1998), el primer 'polvo', el primer 'arrebato', la primera 'borrachera'... Del CUH y de mis primeros años universitarios, me llevo estas memorias.

La rabieta con el razonamiento lógico matemático llego a un clímax en mi tercer año universitario en Humacao. También se empieza a develar un maldito bombardeo inmunológico a mi sistema gastrointestinal que tiene su origen en un críptico ensamblaje genético. Empiezo a contemplar la posibilidad de que la realidad objetiva sea a partir de accidentes cosmológicos, que inciden también en el cosmos intracelular.

Una nueva oscilación existencial me trae a la iupi. Ya el priapismo esta mas aliviado, pero aun persiste. Llego con una dosis de incertidumbre representada por preguntas como: ¿qué voy a hacer?, ¿quién soy yo? Estas preguntas encontraron respuestas en nuevas condiciones que nunca había experimentado. Reconocí que lo que tenía que hacer era amar y tratar de ser amado por una vestal del Yunque.

La poesía involuntaria de un vaivén de caderas y el terrible colapso de las Torres Gemelas fueron mi bienvenida a la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras. La imagen de personas saltando al vacío desde un piso 75, y los ojos de la que yo quería que fuera mi novia, fueron los mementos más impactantes. El comienzo del resto de mi vida era inevitable.

Me enamoré por primera vez de una mujer, y por primera vez me di cuenta de que el absurdo no se limita a mi experiencia. El absurdo de la existencia era todavía más dramático para las personas que murieron el 11 de septiembre del 2001. Los milenios siempre se inauguran con el verter de sangre….

sábado, 17 de julio de 2010

Αγάπη

¿Qué es esto? ¿Qué es toda esta mierda que me rodea?

Estas fueron y son las preguntas universales que me hice ayer, niño, de forma ignota. Me las hago hoy, adulto, más ignorante aún.

¡¿Soy el "único"?! ¡¿Estoy "solo"?!...

Estas condiciones fueron mis ansiosas incógnitas...

Soy un fucking ser humano. Hoy me siento y me pienso. Mi humanidad se hace poéticamente inmanente.

Amo. Soy un romántico de mierda en la primera década del S. XXI. Una patológica y fatal condición, pues aunque amo; todavía no se qué carajo es toda esta mierda.

Me quedo sin entender por que soy una mierda rodeado de tanta mierda.

¿Será que todo esto es mierda?

¡Pero soy un romántico cojonú, PUÑETA!
No por que amo a la humanidad; pues mi romanticismo es muy fatal para considerar el Amor como una ideología colectiva.

Ya el cristianismo ha fracasado atrozmente al emborracharse con la sangre de su propia Iglesia, su pueblo. Es irónico pues el último mártir debió haber sido "Cristo". Ignoraron por completo al carpintero de Judea.

Existe la idea del amor en el cristianismo, pero la considero erosionada en el mejor de los casos. Con el actual Vaticano la considero obscena. En la Edad Media odiaban creyendo que amaban.

Me gusta más la idea que tengo yo (aunque siga teniendo residuos judeocristianos). Me resulta mejor pensar, sentir y experimentar mi propia idea del amor que tiene como influencia directa la voz de mi madre.

Como dije anteriormente, mi condición de soledad era una ansiosa incógnita. Mi apreciación del amor me hizo posible mirar a los ojos de la que hoy llamo mi esposa. No estoy solo, no soy el único. El sublime númen de los ojos de Carla es respuesta a la incógnita y sosiego a la ansiedad.

La certidumbre del amor me hace posible reír y escribir pseudocuasipensamientos sobre las incertidumbres de la existencia.

Pseudocuasipienso por que amo. Amo por que me amaron. Este monstruoso y cursi ejercicio lógico hace posible que usted lea lo que aquí se escribe.

Se que estoy vivo; amo. Se que me voy a morir; habré amado.

Este poético axioma, en este mundo de mierda, es Consuelo (el nombre de mi abuela, la que amó a mi madre).

sábado, 10 de julio de 2010

Otra más para el Lyric Love Letter (II)



"Lo bello, el estilo no radican en una sola forma sino en la armonía de la forma dispuesta para alcanzar un resultado" C. Baudelaire

Amor. El ser orgánico consciente de su subjetividad, aun no puede desenredar de la urdimbre lingüística tan numinoso nudo.

La música sigue siendo la voz que sale de las gargantas de la musas.



La poesía sigue siendo es el esquema arquitectónico y estructural que hace posible la morfología de una bóveda clásica que se suspende sobre un plano. Los datos sensoriales emitidos por la creación poética (bóveda clásica) confirman que la poesía media entre la belleza y el arte. Cuando se da esta mediación surge la virtud estética par excellance: la armonía.



Existen dos perspectivas en el argumento anterior que son necesitadas de descripción. Las perspectivas pueden ser cenitales (te estoy mirando)
o desde el plano (me estas mirando).

Son perspectivas que pueden aparentar ser infinitamente paralelas pero nuestra intersubjetividad agencia una intersección. El punto de encuentro entre ambas perspectivas es el origen de un orgasmo intersubjetivo.



Las dos percepciones pueden oscilar de forma dialéctico hegelianas. Surge un intercambio de bienes que ineludiblemente se transmutan a fetiches en la economía matrimonial.



La diplomacia es fundamental para sostener la aparente y artificial simetría en las transacciones intersubjetivas conocidas como matrimonio. El reclamo de individualidad y el rechazo a la autoridad por ambas partes es el combustible necesario para generar la íntima conmensurabilidad que deja ser artificial en el momento en que siento tus labios y miro tus ojos.



Te amo con toda mi subjetividad, con toda racionalidad e irracionalidad. Te amo como a un perro le gusta ladrar. Te amo como a Sócrates le gustaba pensar.
Mi teleología existencial coquetea con la metafísica cuando me doy cuenta de que soy tu esposo.



Estoy casado con una Reina numinosa que me guía con su simple ser que emite datos sensoriales conocidos como luz. Eres la hija de Minerva y Helios. Eres episteme y poiesis. Divinidad luminosa y sabia, paradójicamente atea pues tu perspectiva cenital te hace conmovedoramente ignorante a tu condición de numen. Eres sabia por que no lo sabes, brillas por que te es imposible ver tu propia luz.

lunes, 10 de mayo de 2010

Otra más para el Lyric Love Letter:

'

No se puede describir esta vida con mi estrecha, narcisista y miope experiencia. Sólo es posible percibir esta actualidad (ética y estética) con las estructuras cognitivas de mi ser corpóreo en combinación con el tuyo.

Aprecio mi vida con alguna sensibilidad poética, de forma tal que puedo describírtela con lágrimas. Y se que puedes describirme la tuya con tus propias lágrimas.

El amor es motor, glucosa, combustible, generador de las gestiones que me motivan a subir la enorme piedra nuevamente.

Eres fluido atmosférico gaseoso que hace posibles estas interacciones moleculares y bioquímicas capaces de generar pseudocuasipensamientos. Eres mi Musa.

Estos inevitables pseudocuasipensamientos develan la belleza en la estética. (¿Hice mención en algún momento de mi narcisista experiencia?). También me motivan a preservarme, a luchar dialécticamente, a sentirme como solamente Proust y Kierkegaard pudieron describir (Fanfarlo me ha hecho imposible ignorar a Charles Baudelaire, debo leer su obra).

Mi amor como tu sábana y tu Ser como mi almohada.

sábado, 1 de mayo de 2010

Mi esposa como categoría kantiana.

Sublime para Immanuel Kant significa lo que nos quita el aire, lo que
nos impresiona. Aquello que despierta en nosotros terror, respeto,
inspiración, en fin es un escalón estético mas alto que el concepto
de belleza pues es una representación de lo que pudiera ser la verdad,
sin lugar a dudas es una altísima categoría kantiana. Es un concepto
que reúne todo aquello que nos hace pequeños, justo en el momento en
que un evento cualquiera nos engaña y nos hace pensar que somos
grandes. Afortunadamente para mí ese evento se da a diario, pues
sublime y ver los ojos de mi esposa es lo mismo.