jueves, 28 de julio de 2011

Velorios Creativos: Reflejos del Nuevo Morbo Boricua

Resulta difícil entender por qué hay ritos; pero podemos afirmar que los hay para todo — para casarse, para congraciarnos con la muchedumbre religiosa, para formar parte y ser ante el otro, ritos para despedirnos, para darnos la bienvenida, para ser inocuos y purificados, para hablar con dioses, para velar muertos y confirmar que éstos estén bien muertos. Los ritos justifican, validan, aseguran, limpian y protegen. Estas características de los ritos —muchas veces— se dan en un contexto mágico-religioso que asegura tener un vínculo directo con lo numinoso, lo sagrado.

En la antigüedad el rito fúnebre aseguraba un pasaje, al más allá, acomodado, seguro y digno. Taínos, egipcios, etruscos —entre muchos otros— rendían culto a sus antepasados. Estas ceremonias eran oportunidades para re-visitar el legado, celebrar la memoria. Las celebraciones eran elaboradas o sencillas, dependiendo de los recursos económicos del fenecido. Mientras más recursos mejores chamanes, más joyas, mejores embalsamadores, pirámides más grandes, más ánforas, más mujeres en la fosa... En fin, un rito fúnebre con mucha pompa era, y sigue siendo, una señal positiva de estatus social. Una solemne y sublime ceremonia no es la única motivación detrás de estos actos.

Pudiéramos pensar que los ritos en la actualidad ya no tienen tanta importancia — particularmente si nos dejamos llevar por el filósofo británico Herbert Spencer; famoso por su agnosticismo y considerado, en muchos círculos académicos, como predecesor de Charles Darwin. Según el pensador positivista (Spencer), evolucionamos culturalmente, pasamos a otros estadios, etapas en las cuales la religión y la superstición no formarán parte de nuestra cosmogonía; como si las creencias religiosas fueran training wheels ideológicos —necesarias para alcanzar el máximo potencial humano. No obstante, si el filósofo estuviera vivo hoy día, y se diera la vuelta por la isla, se vería obligado a revisar su concepción evolucionista —tendría que re-escribir muchos de sus textos antropológicos.

En Puerto Rico —y afirmo lo siguiente con cierto nivel de incertidumbre— la gente está convencida de que los relámpagos y los vuelos de pájaros no son augurios divinos. Sin embargo, en algunos sectores marginados de la sociedad puertorriqueña —en pleno s. XXI— se ha visto una incipiente afición por elaborados o "creativos" ritos fúnebres. Y es que en los últimos dos o tres años, la isla ha visto un fenómeno cultural con precedentes milenarios, pero en el contexto contemporáneo y post-industrial adquiere —con razón— un matiz macabro.

Los periódicos del país, capitalizando en el morbo y el derramamiento de sangre, han hecho públicas imágenes perniciosas que generan todo tipo de reacciones. Muchos han sentido vergüenza, pena, coraje —entre otras emociones. Inclusive, estas imágenes han dado paso a discusiones en torno a la cafrería, las desventajas económicas, los caseríos etc.; pues es evidente el siguiente hecho: los muertos senta'os, en motora, para'os o en ambulancias no están enterrados en el cementerio Santa María Magdalena de Pazzis; no tienen de vecinos a gobernadores gringos, mártires nacionalistas, escritores, artistas o empresarios con coloridos apellidos.

Estas nuevas re-lecturas a velorios, además de generar todas las reacciones antes mencionadas, bien pudieran ser indicadores alternativos que contribuyan a dar cuenta de la cultura de violencia en la isla — más allá del obsesivo récord de muertos por asesinatos. Estos ritos se llevan a cabo en un contexto marcado por violencia y precariedad. A este problemático escenario también se le añade una suerte de reacción colectiva — un reflejo autómata, irremediablemente imbuido en nuestra cotidianidad—siempre dirigida al vacilón y al tripeo. La reflexión en torno a estos nuevos ritos es nula, pues nos resulta extremadamente tentador —incluyendo a Kenneth McClintock— bromear con los ritos funerarios de los abyectos, pero no necesariamente inocentes víctimas, razón por la cual entendemos permisible el vacilón.

Y aquí me remito a las preguntas sugeridas al comienzo de este escrito—que son las que menos atención reciben en los medios locales de comunicación: ¿por qué hay ritos?; ¿por qué están ocurriendo estos "velorios creativos" en Puerto Rico? Por fortuna o por desgracia, ya tenemos cuatro velorios creativos, y no me sorprendería si surgen más, ya que estos ritos-espectáculos prometen ser una lucrativa gesta mortuoria. Por lo tanto, es posible gestar el esbozo de un hilo unificador entre éstos. Al ver los cadáveres —embalsamados de forma alternativa, por así decirlo— participamos de una exhibición en la cual se reclama el reconocimiento; se pide la atención del público: "Aquí estamos, no se erigirán bustos a nuestra memoria, tampoco habrán marmóreos monumentos acariciados por la brisa del mar, pero aquí estoy, mírenme, también soy digno."

Estos ritos posmodernos no pueden separarse de una curiosa teatralidad motivada por la sed de reconocimiento; fruto de una mezcla entre voyeurismo, morbo y "mis cinco minutos de fama, aunque sea después de muerto." Falta mucho por contemplar en cuanto a este fenómeno, pues es uno reciente, y aunque en la cultura puertorriqueña se ha tratado el tema del velorio anteriormente, no resulta cómodo hablar de esto. No sorprende el hecho de que se hagan bromas, hacer light el discurso.

Como una especie de antídoto a nuestra nueva adquisición cultural, los dejo con el trailer de la película japonesa Departures (Takita, 2008). Aquí se presenta una alternativa opuesta a lo que representan los nuevos ritos fúnebres puertorriqueños, ya que es una celebración típicamente japonesa: llena de ritual, poesía y sensibilidad estética. Aun así estas prácticas fúnebres, con siglos de antigüedad, no dejan de ser controversiales:

10 comentarios:

  1. antes de que saliera esta fiebre yo queria que hiceran algo que vi un vez y era hacerme una fiesta cuando muera conmigo presente. no por que crea que voy pa ningun lado si no por que si me recuerdan quiero que lo hagan jangueando conmigo

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  2. Saludos!

    Super cool, el post, interesante.

    Yo creo q de los velorios creativos, siempre existio la inquietud de muchos pero supongo q por la "verguenza" q estos fueran a generar nadie se atrevia hasta q "El Muerto Parau" aparecio. Una vez se da este fenomeno, se rompen esquemas y ahora todos "siempre quizo q lo veleran asi".

    En una sociedad donde parecen los sicarios competir por quien mata mas, se vuelve cotidianas la violencia y muerte, provocando un alejamiento al dolor y/o ritos funerales pero, despertando un sentimiento de de "competencia" de a q muerto lo velan mas cabron. Siemrpe me ha paecido intersante esto de los rituales funebres y casualmente mientras estaba en el trono ayer pensaba q en PR "los marginados" siemrpe hacen camisas, palomas y obviamente la cancion de Tito El Bambino (Mataron un inocente) mientras un corillo de hijueputas va en motoras disparando al aire, mientras los ricos utilizan una foto, la foto de la graduacion, la fot de cuando recibio el premio X o Y, fotos de la familia q es bien bonita y NO sufre quebrantos, inclusive fotos de su ultimo viaje a Africa a cazar. No hacen camisas con mensajes pues un traje armani negro es obligacion para q tus amisatedes NO hablen de q no respetas al muerto o algo asi.

    Yo creo q el morbo es colectivo pero colectivo sub-cultural, osea q es el mismo morbo pero depende tu status.

    El muerto parau quiza quiso representar en su rito, lo mismo q quizo representar Christiansen en su rito luego de morir en un accidente aereo y no con un pal de tiros en la caja del pecho como el primero. (lo mas cabron es q al 2do, los tiburones comieron parte de su cuerpo)

    Para mis estos ritos "nuevos" seguiran y seran la version "cafre" de los ritos de los pudientes lo unico q tendran el mismo fin, velarlo q se vea bien, enterrarlo y olvidarlo pal carajo, nada q ver con los ritos antiguos donde se esperaba el difunto de acuerdo al rito, su otra vida seria de X manera.

    Ahora q me leo, no se si la palabra MORBO como tal sea la correcta. Aunque pensandolo bien, inclusio las enfermeras son mornosas, no?

    Te felicito por siempre meterle casco a estas cosa.

    Exito.

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  3. @Deadmice eater: Estos ritos hacen que la gente le meta el casco a la muerte. Estoy de acuerdo contigo - son una competencia. Es otra forma más de compararse el tamaño de los bichos, o de ver quien tiene la espalda más gris. Antes eran los carros y las pendejases que le ponían, las nalgagas de mujeres más grandes, kalashnikovs "cromia's"... Ahora es el que tenga el velorio más "po'encima", el rito más "pitcher", como dicen en Caguas. Te soy sincero, pensé hacer mención de las camisas y los stickers, pues pienso que son signos culturales que también están vinculados a estos velorios creativos y a los tiros al aire.

    Mi esposa hizo una interesante observación ayer: todavía no hay mujeres.

    Gracias por la visita y el comentario. Saludos.

    @Serio E. Ireverente: Me gustaría que me velaran en el lado norte del Capitolio, para'o y sacándole el deo malo con una mano, mientras con la otra me agarro la popeta. De una tumba-cocos sale, a to' cojón, Rock N Roll Nigger, de Patti Smith.

    Gracias por darte la vuelta y comentar. Saludos.

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  4. A mi que me metan en una caja de madera y que sirvan chocolate Córtez con galletitas Ritz con queso de bola, si me quieren quemar pues allá ellos, son sus chavos.

    De casualidad descubrí los blogs buscando una foto del "Muerto Parao", maldigo ese día.

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  5. @Vlade: El velorio Old School. Siempre hay un grupito que forma un vacilón afuera de la capilla, o están los que van a tomar café y a hablar de la herencia.

    Gracias por la visita y el comentario, Vlade. Saludos.

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  6. No me gustan los ritos. Son muy repetitivos, no fomentan la creatividad y son resistentes a los cambios jeje.

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  7. @Héctor Omar: De acuerdo. Muchas veces la gente sigue haciendo las cosas, sin preguntarse el porqué, gracias a los ritos. A veces se puede estar haciendo algo totalmente irracional, por generaciones, gracias a la 'tradición'.

    Gracias por darte la vuelta y dejar tu opinión, Hector. Saludos.

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  8. Como siempre te destacas con tus post. Me pasó algo curioso estos días, tuvimos una conferencia con Manuel Ángel Conejero, rector de la Fundación Shakespeare de España, y le pregunté sobre la técnica adecuada para adaptar las actuaciones a la realidad de Latinoamerica.
    Como sabrás las técnicas de actuación conocidas acá son la de Stanislavski, Grotowski y Breth,y no hay ninguna teoría que surga de estos confines. Sobre esa inquietud el señor Conejero me respondió que buscara el lado ritual, los ritos. Por lo visto no es de gratis que haya leído este post tuyo. Un saludo inmenso!

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  9. Mano, tienes toda la razón. Pero, bang! Lo del muerto parao es de ignorantes... pero pues, en una sociedad como esta en donde los cacos matan por joder, todos los días van a haber ritos. Buen post Miguel, ¡saludos!

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  10. @Karla Pravia Álvarez: Interesante la sugerencia de Conejero. Siempre he pensado que los ritos tienen mucho de teatro, inclusive, me atrevo a especular que pueden ser precursores. De hecho, en una misa católica del s. XXI hay mucha teatralidad, que más teatro que cuando el cura levanta la hostia a los cielos.

    Gracias por la visita y por compartir tu experiencia, Karla. Saludos.

    @Mierdoso: Esperemos que no lleguemos a la nefasta cifra de los 1,000; pero tengo que aceptar que me parecen interesantísimos estos velorios.

    Gracias por leer y por dejar tu opinión.

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