jueves, 21 de julio de 2011

Fortuño, la educación científica y la torta.

En la edición del 17 de julio de El Nuevo Día, se redactó un breve y casual reportaje sobre Luis Fortuño y su participación en la reunión anual de la Asociación Nacional de Gobernadores (NGA - en inglés). En el artículo se menciona un comentario de Fortuño, relacionado a una sesión que abordó los temas de la educación, la economía y los retos contemporáneos:

"Fue bien interesante. Ella (Susan Hockfield*, presidenta de MIT) decía que hay que empezar desde temprano a lograr más ingenieros, más científicos, más matemáticos y menos gente de otras áreas por que ahí está la economía del conocimiento".

Soy maestro de ciencias y un currículo que integre estas materias es fundamental para desarrollar algo bien importante, algo que carecen nuestros líderes: una cultura científica. Como maestro de ciencias, también estoy comprometido con la noción de que es más importante desarrollar cultura científica antes que científicos. Lo interdisciplinario también juega un papel clave en cualquier diseño curricular— especialmente si se toma la cultura científica como objetivo fundamental. Por lo tanto, "...más ingenieros, más científicos, más matemáticos..." no necesariamente implica el desarrollo de dicho objetivo. Lo que implica es un adiestramiento técnico —posiblemente escindido de consideraciones éticas— que dista mucho de lo que se entiende por una genuina educación universitaria. Si bien es cierto que el mandatario hace una mención, a vuelo de pájaro, sobre el "innovador concepto Da Vinci"; queda claro que el científico, ingeniero o matemático con el sello de aprobación fortuñista, será un autómata — un robot dispuesto a obedecer todo aquello que abone a una "economía de conocimiento"; whatever the fuck that means.

Cierro mi rant compartiendo un vídeo** que también saltó a mi mente cuando leí el artículo. Es la primera de tres partes y lo considero un buen vehículo para contemplar la relación entre la ética y el quehacer científico:



* Me parece problemático el comentario de Fortuño, ya que la filosofía educativa de Hockfield, según su breve biografía en la pagina de MIT, entra en conflicto con la frase "menos gente de otras áreas":
"She believes that MIT's strengths in engineering and science uniquely position the Institute to pioneer newly evolving, interdisciplinary areas and to translate them into practice. Together with MIT's traditions of excellence in architecture and planning, management, and the humanities, arts and social sciences, these strengths will allow the Institute to continue to develop powerful solutions to our era's greatest challenges."
** The Milgram Experiment.

2 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo con la matiz que planteas. Por lo que me gustaría añadir que con la persona automatizada-técnica-robot está la mentalidad ahistórica. Las ciencias formales promueven el pensamiento de la innovación y evocan una cultura del olvido. Con nuevos descubrimientos se sustituyen los ya establecidos en los journals y el ciclo promueve no preguntar cómo y qué racionalidades existieron previamente para la ciencia del presente. La lectura La ciencia del olvido Es fenomenal en estos casos como base. Pero si se quiere entender la historia científica, las racionalidades que fueron llevándose, cambiándose y surgiendo para que el positivismo nos arropara como hoy, y pudiera existir el planteamiento de Fortuño, recomiendo al filósofo francés Alexandre Koyré.

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  2. Gracias por la visita y el comment, Frances. Llevo unos días contemplando una posible re-visita a Khun ;) Saludos.

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