miércoles, 22 de septiembre de 2010

'Mr. (Artsy Fartsy/Sci-Fi) Geek'



Lo que no se puede contener se vomita, se excreta o se eyacula. Lo que no se puede contener se derrama, se pierde para nunca poderle recuperar. Sin embargo, podemos tratar de contener y proteger aquello que nos hace humanos. La voz ergon (de Aristóteles) todavía habla en textos digitalizados, en formato PDF.

Las palabras de Sócrates se las llevó el viento, pues le cogió miedo a la escritura. ¿Cuantas más volaron? El millón de papiros que se quemaron en la Biblioteca de Alejandría, no compara con la cantidad de palabras echadas a volar. Lo que no tenemos hoy determina lo que queremos tener mañana. Este ha sido el mantra de la humanidad desde sus orígenes. El ímpetu creativo que nos ha caracterizado tiene el fin de recuperar lo perdido, lo vertido y lo olvidado.

La humanidad ha derramado mucho de ese 'aquello' que la hace humana. Darse cuenta de esto; ¿es motivo para olvidar el legado epistemológico de los últimos 5,000 años? No me parece, pues todavía se 'simula' una apreciación a los valores universales. Aún existen vestigios de positivismo en las ciencias, y todavía se pueden percibir vestigios de poesía en el arte.

El ímpetu técnico científico es evidente. Se pueden hacer accesibles las oportunidades de preservar valores viables para construir la nueva simulación. El imaginario literario que se encuentra en la ciencia ficción, puede ser un vehículo que exponga al estudiante a universales. Todavía, estos universales, pueden ser útiles para preservar los simulacros de algo que ya olvidamos.
El legado de Grecia, del Renacimiento y de la modernidad conserva un lustre necesario para poder construir un nuevo proyecto emancipador, fundamental para educar.

Kant obliga a considerar la educación como un imperativo moral. Baudelaire, Jean Basquiat y Arcade Fire recuerdan el arte; Hostos habla de los deberes y la geografía insular caribeña seduce...

Aún se perciben manifestaciones éticas y estéticas que son viables para la transmisión de valores universales, que inserten al estudiante puertorriqueño en el devenir cultural de su actualidad insular y global.

Galileo Galilei, Charles Darwin, Heisenberg, Carl Sagan, Albert Einstein, Watson y Crick...

Todos están grabados en los archivos de la historia y de la cultura, ya que las bibliotecas no se queman, ahora se borran y se actualizan. Hay suficiente información disponible para poder encontrar un vínculo entre científico y arte, artista y ciencia. Científico y artista, ambos son creadores.

El arte y la ciencia pueden mediar esta urdimbre que llamamos actualidad. La creatividad es la materia prima de ambas gestiones, pues teorizar y recitar requieren de esta faceta tan humana.
La Bóveda del Partenón requirió poesía y tecnicidad.

El mundo psíquico de los que construyeron las pirámides de Egipto tiene mucho en común con el mundo psíquico de los que construyeron el Large Hadron Collider. Todo este legado creativo, artístico y científico se debe preservar de forma creativa (didáctica alternativa, sistematización pedagógica, modelos) de forma tal que el estudiante pueda manejar, de la mejor manera posible, el absurdo ideológico de su actualidad insular. Los gritos de la actualidad cada día se hacen mas hegemónicos, sin embargo, no se debe dejar de gestar la alternativa. Esta condición es la que se quiere preservar, una especie de esperanza cautelosa, un optimismo reprimido para ser liberado de forma prudente y socialmente sensible. En otras palabras, la creatividad como el medio por el cual se puede preservar, cual curador de una obra maestra, los vestigios (viables) de lo que conocemos como Civilización Occidental.

Se necesita de la creatividad para paliar la ansiedad existencial de estudiantes que se sienten solos y no comprenden la razón de ser de su condición. El docente puede ayudar a manejar la ansiedad del estudiante, si desvela todas herramientas que hay disponibles para crear su cosmogonía (la del estudiante). El docente no es un sicólogo, por lo tanto, tiene el deber de hacer del estudiante un creador. Para poder crear, el estudiante necesita un ímpetu, un motivo externo. No tiene que ser un dogma del maestro; muchas veces es su creatividad la que motiva al estudiante a crear. Por lo tanto, el maestro no debe tener miedo de traer su ser, sus preferencias y sus valores prudentes al aula (es importante notar la mesura con la que se debe hacer esto, ya que es fundamental evadir los discursos ideológicos). Medios alternativos para la didáctica pueden estar en el arsenal pedagógico. Estos medios (arte literario y fílmico, con discursos que giran en torno a géneros conocidos como Sci-Fi) pueden generar la catarsis necesaria para que el optimismo reprimido (creatividad) empiece a liberarse.

Hay que recordar que el adolescente aun tiene el paladar para las utopías. Es importante hacerle reconocer al estudiante que su deseo orgánico y biológicamente circunstancial de ser 'libre' es útil. Pero, este ímpetu de emancipación se puede derramar descontroladamente y abonar a la ya embriagada actualidad. Por lo tanto, queda en las manos del docente la responsabilidad moral de tratar de regular el derrame hasta llevarlo a un goteo. La responsabilidad del docente creativo y alternativo yace en dirigir la impetuosa rebeldía adolescente a una sosegada contemplación. Esta contemplación es necesaria para apreciar los fenómenos naturales (una molécula, una célula, el cosmos etc.) y las gestiones humanas (ciencia, tecnología, arte, etc.).

Se espera desarrollar una cultura científica para poder preservar, de forma creativa, nuestro ergon: el alquímico elixir que nos permite crear para poder ser.

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