jueves, 20 de mayo de 2010

Valentía Paradójica.



Vivo esta vida con miedo a la Muerte. La extinción de mi presencia temporal espacial es un hecho aterrador. Vivir la vida muriendo es una condición absurda y orgánica. Dejar de ser (producto de una interrupción prematura en eventos bioquímicos y físicos) sin saber ser sería una tragedia. Saber que se es porque existe la posibilidad de dejar de ser es un lamentable y frecuente evento.

Quiero Ser. Vivir mientras muero constituye una condición que se me hace imposible manipular. Pataleteo constantemente con estas patologías existenciales y fisiológicas. Una oscilación dialéctica se da entre cojones y falta de cojones.

La integridad estructural de mis gónadas metafóricas esta dada por la actualidad inmediata, constituida por relaciones interpersonales (amor). La flacidez de mis bolas existenciales es producto de la inmanente certidumbre que solo puede ofrecer la Muerte.

Existe otra certidumbre que a la vez es consuelo y devela una sensibilidad ética que hace posible valorar mi presencia temporalmente limitada. Esta certidumbre de mi condición es imposible de escindir; es vital para seguir viviendo una vida que continuamente se extingue.

No se que viene después de esto. Confieso que quiero seguir viviendo por que soy un cobarde. Soy un cobarde por que tengo mucho que perder y lo que puedo perder es mucho, porque amar es parte de mi ser.

Soy un ser que ama (condición que se da a través de unos huevos férreos), ese es mi consuelo, soy alguien que no quiere morir y no querer morir es la certidumbre que solo puedo identificar con la palabra miedo.

Existen solo dos cosas seguras en la vida; la Muerte y el miedo a morir.

5 comentarios:

  1. Debo decir que encuentro fascinante éste y la mayoría de tus escritos. Mas quisiera debatir sobre tu última oración y la cuestión del ser.

    El miedo a morir, a mi entender, no es certidumbre de la vida en sí misma; sino de la condición humana de pensar. El miedo a morir es cierto, perpetuo y seguro sólo mientras se piensa. Mientras se es consciente de la propia mortalidad, mas no es una certidumbre tan segura como la muerte. No sé de otra especie que haya sentido miedo a morir.

    Me llena más el pensar que además de la muerte, la otra cosa segura en la vida lo es el estar siendo. Y aunque dicha acción no resuelva ningún problema existencial, afirma la propia existencia del ser; la que es incomprensible, inexplicable, absurda, pero pensable.

    Me atrevería a decir que la interacción entre el mundo exterior(que es a su vez portador de mundos interiores) y el yo, es la certeza del continuo estar siendo. Es a través de dicha interacción (teniendo como medio al cuerpo)que nos afirmamos a nosotros mismos y a los demás como seres existentes. Como ya mencionaste en otro escrito; la intersubjetividad.

    Nos intentamos descifrar e intentamos descifrar la propia existencia desde la condición misma de existir. Una pregunta como qué es el ser y qué es estar siendo, no creo que pueda tener una certeza absoluta, y tal vez no por la complejidad misma de la pregunta, sino porque somos. Y sólo cuando pensamos en que dejaremos de ser, nos arropa el miedo a morir.

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  2. Todo ser humano que tiene cognición de su ser tiene miedo a morir. Saber que existe la certitumbre de dejar de ser es un hecho aterrador. Pero aún así (gracias en parte a Camus y a el amor) me consuela el hecho de que se puede luchar para seguir siendo. De la vida que hablo es de la única que puedo hablar, de la mía y casualmente soy un ser humano, es parte de mi condición el miedo y creo que si la gente es más honesta pueden hacer de este miedo una muy buena herramienta, pueden transmutarlo en una valentía paradójica. A mí me funcionan los libros y las relaciones inter e intrapersonales, a otras personas les es más útil la religión.

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  3. La vida puede ser una oscilación, como mencioné en en el escrito, entre valor y miedo. También puede ser una dualidad. No se puede vivir en un perpetuo valor o miedo. Hay que vivir consciente de las particularidades que nos hacen ser objeto y sujeto. Cuando esta condición se da, es imposible retroceder esta perspectiva. Se hace inevitable la necesidad de deconstruir discursos que han formado parte del marco teórico tanto individual como colectivo. Vivir con miedo a morir, en mi caso particular, no necesariamente implica una condición patológica. Es el antídoto más práctico a la condición misátropa y de arrogancia, pues me obliga a valorar mi vida y la de todo sistema biológico (incluyendo cetáceos y primates; pues existe la posibilidad de que estos organismos también experimenten el miedo a morir, aunque al ser humano de la actualidad se le hace imposible confirmar la veracidad de dicha especulación). Me recuerda constantemente que tengo un legado epistemológico bien heterogéneo y que también existe otro legado del cual no conozco nada en lo absoluto. Se me hace ineludible pensar en el argumento socrático, saber que no sabemos nada.

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  4. La última línea del escrito representa un argumento bien personal, imbuido de circustancias afectivas, éticas, estéticas y fisiológicas de mi actualidad. Existe la posibilidad de que se de una nueva oscilación, ya que en mis treinta años he tenido varias oscilaciones heurísticas, y mi intención es que se sigan dando. Gracias por leer, comentar y seguir.

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  5. El tema de la muerte no es uno que cause alegría a casi nadie y tengo que aceptar que no es uno de mis temas favoritos. Pero aunque muchos tenemos fe de encontrar un paraiso donde no hay enfermedades, racismo, odio, etc. somos egoistas y no queremos separarnos de nuestros seres queridos, ya sea que nos vayamos antes o ellos se nos adelanten. Por eso cada vez que me viene este pensamiento digo...el ayer ya se fue, el mañana Dios dirá, así que a vivir el hoy como mejor se pueda.

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