sábado, 10 de julio de 2010

Ex Nihilo

Hoy escribo aquí. Ahora ya es después. Hoy era ayer y también será mañana. Mañana jamás será ayer.

Hoy no existe, lo que se percibe es la perplejidad de un devenir fractal e ilusorio, malestar del ser y el sujeto que insisten en levantar el telón, aun cuando desconocen la inevitable revelación de la inmanencia de la nada. La fragmentación ilusoria es la realidad que aporta datos sensoriales que se adhieren a la simbolización subjetiva involuntaria que llamamos sueños.

Los sueños son un ineludible síntoma de la condición humana. En ellos se recogen los orígenes y limites de nuestras emotivas patologías y catarsis que se subliman con el pasar del carruaje cosmológico. ¿Qué guarda un sueño? ¿Qué deseos se olvidan después de intérvalos temporales casi imperceptibles? ¿A que se debe el perpetuo eludir del significado contenido en el tejido de los sueños?

La 'realidad' tiene un pragmático y tangible atractivo. Tiene correspondencia con aquellos datos que constituyen nuestras ideológicas creencias. ¡Qué útiles son (ideologías y creencias)!

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