lunes, 28 de febrero de 2011

Retuitéame

Mientras miro la pantalla de mi iPhone 4, mis pulgares se mueven* a las letras correctas, a las que necesito para poder redactar, hilvanar o tramar mi realidad. Y la realidad es que nadie sabe que puñeta es la realidad. En una parada del Tren Urbano, de forma random, le hice preguntas ontológicas a una doña con rolos y una bolsa de Payless. Me di cuenta de que descubrí uno de los pocos tabús que existen. Corro el riesgo de ser un amargado, y odiar a la gente (misantropía). Lo que pasa es que estas preguntas pesan. A veces quiero compartir la carga con alguien, como Frodo con su sortija, o Jesús con su cruz. Preguntar y criticar pueden ser tótems viables en una actualidad surreal, casi absurda, como la de #laisladedios.

*Nota: Me gustaría pensar que se mueven de forma autónoma, y poner adornos metafísicos, pero mi musa no es tan generosa.

2 comentarios:

  1. A partir de estas lineas, las que me encantaron:
    1. El niño, debido su constante afán por jugar, es un creador sin pudor.
    2. Jugar y leer serán dos caras de una misma moneda, una condición altamente deseada en casi cualquier contexto cultural.
    Me gusta como unes conceptos que al parecer son llamados "opuestos" y resulta que andan mas unidos de lo que pensabamos.

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  2. Soy maestro de escuela superior y quiero que los estudiantes lean. Creo que por esa razón trato de hacer equivalentes lo lúdico y la didáctica. Por lo menos ami me funciona muchísimo el juego. La experiencia de aprendizaje se hace más significativa para el docente y el estudiante. Hay mucha teoría suelta, lo que me falta es la metodología. A work in progress, possible thesis.

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